Várices: un problema cosmético y de salud que demanda tratamiento especializado e integrado.

Como un mal inevitable, la presencia de várices grandes y pequeñas en las piernas plagan la existencia de una gran proporción de mujeres y hombres desde sus años de juventud.  Las mujeres prefieren esconder sus piernas para no mostrar esas horribles y muy dolorosas alteraciones venosas; por el contrario, los hombres las mantienen ocultas no sin perturbarlos y causarles molestias muy incómodas.  Observan cómo este padecimiento es progresivo: con el pasar del tiempo se tornan más feas y aparecen muchas más… ¡Ni  una sola desaparece espontáneamente o da tregua a las molestias!

La mujer se convierte en una peregrina en busca de la cura para el tratamiento de várices.  Recurren infructuosamente a la medicina natural, consejos de amigas, expertas en belleza, profesionales del masaje,…  Y también acuden al médico, no para que le haga el diagnóstico, sino en busca de quien le resuelva el problema…  Pero, ¡oh, qué frustración!, este profesional pocas veces le provee paz y alivio a su dolencia.

Y es que la enfermedad por várices se presenta en ambos sexos de múltiples maneras, incluso en una misma persona, requiriendo varias opciones de tratamiento de várices que deben ser administradas por un equipo médico con especial dedicación.  No basta con ser un cirujano vascular que se interese en las grandes venas o un dermatólogo que tenga como blanco las pequeñas arañitas, sino atenciones integrales expertas en un solo lugar.

En el Centro de Várices Dr. José Asilis-Záiter

Te ofrecemos la solución en el tratamiento de las várices a lo que hasta ahora ha sido la desgracia que te derrota.  Iniciamos con una evaluación exhaustiva para determinar dónde se originó el problema de tus várices y cómo se ha ido desarrollando, que incluye interrogatorio, examen físico, fotografías y dúplex venoso.  Luego, planificamos una estrategia de tratamiento que abarca numerosas opciones para el tratamiento de várices grandes y pequeñas (escleroterapia líquida y con espuma, cirugía de safenas, microflebectomía, entre otras), a ser aplicadas ambulatoriamente de manera coordinada y sistemática.

Te invito a que continúes la lectura de esta página.  La han construido nuestros pacientes con la oportunidad que me han brindado para adquirir los conocimientos y la experiencia necesarios que ponemos a tu disposición.

¿Qué es la Enfermedad Venosa Crónica y las Várices?

Son venas pequeñas (arañitas o telangiectasias o spider veins y reticulares o nutricias o feeding veins) o grandes dilatadas y tortuosas (várices o venas varicosas o varicose veins), que, al perder su capacidad de llevar sangre de regreso al corazón, la sangre se devuelve (reflujo) aumentando la presión dentro de ellas, conllevando a dilatación y tortuosidad.  Se observan mayormente en las piernas, aunque pueden aparecer en otras partes del cuerpo como la cara

Es necesario aprender sobre las várices y su tratamiento pero antes es bueno conocer a las protagonistas: las venas.

Las venas de las extremidades inferiores son tubos elásticos que contienen en su interior numerosas válvulas, que son compuertas formadas de dos hojas.  La elasticidad permite, por un lado, acomodar mayor cantidad de sangre cuando llega a la vena, y, por el otro lado, ser exprimida por los músculos al caminar o hacer ejercicios para que la sangre siga fluyendo.  Las válvulas se abren para dejar avanzar la sangre hacia el corazón y se cierran inmediatamente para impedir que se devuelva por el efecto de la gravedad de la tierra.

Las venas de las extremidades inferiores o piernas se localizan en la grasa debajo de la piel (venas superficiales) y en la zona de los músculos (venas profundas).  Existen numerosas venas, muchas de ellas no visibles, ampliamente interconectadas entre sí formando redes.  Las superficiales y las profundas se conectan por las venas perforantes o por la desembocadura de los dos troncos venosos, venas safena mayor y safena menor, en las venas profundas (femoral y poplítea, respectivamente)

El sistema venoso superficial, que es el que se afecta en la enfermedad venosa crónica, tiene tres componentes de venas: (1) Venas capilares y reticulares, que están justo debajo de la piel, son muy delgadas y no visibles por su diminuto tamaño; (2) Venas tributarias, algunas de ellas visibles como tubos verdosos debajo de la piel, que desembocan en las (3) Venas troncales, que son la vena safena interna o mayor, que corre por el lado interno de toda la extremidad desde el tobillo  hasta la ingle,  y la vena safena externa o menor, que va por detrás de la pierna desde el tobillo hasta el hueco de la rodilla.  Estas dos venas troncales, si bien son superficiales porque se encuentran en la grasa debajo de la piel, están contenidas en una envoltura que no las deja ver en casi todo su trayecto.  Todas las venas están directa o indirectamente interconectadas, de tal manera que cuando una se afecta, el daño puede extenderse a otras.

Las venas llevan sangre de regreso al corazón.  Un 90% de esa sangre va por el sistema venoso profundo y apenas un 10% por el superficial.  Para lograr ese objetivo deben vencer la gravedad de la tierra.   La sangre del sistema venoso superficial pasa al profundo a través de las respectivas desembocaduras de las dos venas principales y de las múltiples venas perforantes.

Ahora podemos redefinir ¿Qué son las várices?: las várices son dilataciones tortuosas de venas del sistema venoso superficial.  El problema suele originarse en las mismas venas afectadas (primario) o surgir como consecuencia de una obstrucción en el sistema venoso profundo (secundario).

¿Por qué se forman las várices?

Las várices se forman porque la sangre que circula dentro de ellas, en vez de seguir hacia el corazón todo el tiempo, una parte se regresa (reflujo) aumentando la presión dentro de la vena conllevando a que sus paredes finas se dilaten y se hagan tortuosas.

El reflujo de sangre obedece a dos mecanismos fundamentales: (1) Obstrucción al flujo de sangre –como sucede en casos de tromboflebitis (trombo – coágulo / flebo – vena / itis – inflamación), la sangre no circula y se devuelve hacia otras venas, incluyendo de las venas profundas a las superficiales a través de los vasos perforantes que se dañan–  (várices secundarias) o (2) Pérdida de elasticidad en las que sus paredes y válvulas se dañan permitiendo el reflujo de sangre (várices primarias).  Este último mecanismo es el más frecuente; hay factores contribuyentes: herencia, ser mujer, hormonas como anticonceptivos, permanecer de pies o sentado durante mucho tiempo, embarazos, edad mayor, etc.  Ya se sabe qué sucede en las venas que se dañan (por ejemplo, los glóbulos blancos de la sangre atacan las válvulas y las paredes), lo que no se sabe es qué lo causa.

¿Es importante saber dónde comienza el problema para saber el mejor tratamiento de várices?

Sí.  Lo primero que debes recordar es que las venas forman extensas redes conectadas entre sí.  Cuando una vena presenta reflujo que genera aumento de la presión en su interior, esto se va transmitiendo en forma progresiva causando nuevas várices.  Por tanto, cuando observamos una várice es muy probable que el problema venga de otras venas: una várice pequeña puede ser la consecuencia de un problema mayor no visible.  La evaluación del médico está encaminada a encontrar dónde se origina el reflujo y hacia donde se ha ido extendiendo.

¿Cómo puedo saber si tengo várices?

Por dos razones: (a) la apariencia de las venas de tu pierna y (b) molestias en tus piernas.

Apariencia Observa tus piernas: si tienes várices, verás venas tortuosas y dilatadas de diferentes tamaños.  Aprende a identificarlas:

Arañitas o telangiectasias (Inglés Spider veins): menos de 1 milímetro de diámetro. Lucen rojitas o azulosas dentro de la piel.

Reticulares (Inglés Feeding veins): 1 a 3 milímetros de diámetro. Verde-azulosas.  Suelen alimentar a las arañitas.

Várices: mayores de 3 milímetros (algunas alcanzan hasta 12 milímetros o más). Verdes muy prominentes.  Se palpan como tubos elásticos.

Cuando una persona tiene solo estos hallazgos (arañitas, reticulares y/o várices) se dice que sufre de enfermedad venosa crónica de las extremidades inferiores.  Crónico quiere decir que es una condición existente, incurable y progresiva.

• Piernas hinchadas (Edema) Hinchazón en ambas piernas, particularmente al final del día después de permanecer de pies o sentado durante mucho tiempo.
• Cambios de color (pigmentación) o acartonamiento (atrofia de piel y grasa) en las piernas Además de la hinchazón y várices visibles, se observan cambios de color como enrojecimiento o pigmentaciones de color marrón o en la textura como cartón o áreas blancas endurecidas.

Úlceras: Generalmente alrededor de los tobillos.  Es el estado más avanzado de la progresión de la enfermedad.

Cuando una persona tiene uno o más de estos últimos hallazgos, además de várices, se denomina insuficiencia venosa crónica de las extremidades inferiores.  Es el resultado de la progresión avanzada de una enfermedad incurable que inició con simples venitas dañadas como arañitas o reticulares.

Por las molestias  Muchas veces la persona, además de las várices visibles sin importar el tamaño, también tienen molestias, pero otras tantas no tienen várices visibles, aunque sí molestias.  Los síntomas que pueden sugerir enfermedad venosa crónica de las extremidades inferiores son: piernas cansadas, calambres nocturnos, hinchazón, ardor y comezón en las piernas.  Lo más frecuente es que las molestias aumenten con las horas del día y mejoren luego de dormir plácidamente durante varias horas.

Las personas que sufren de várices están en riesgo de desarrollar coágulos en las venas profundas de la pierna (trombosis venosa profunda) que se pueden desprender y viajar hasta el pulmón (embolia pulmonar) y ser fatal, coágulo e inflamación (tromboflebitis) en venas superficiales y profundas, y hemorragias por ruptura de una várice.

Por lo tanto, el problema de las várices no solo es de apariencia (cosmético), sino también de salud (por las molestias y las complicaciones).

¿En qué consiste una evaluación médica de la persona con várices?

• Historial médico completo que incluya motivo de la consulta, antecedentes médicos de importancia, identificación de factores que puedan haber contribuido al problema y tratamientos previos.

• Examen físico El médico ve, palpa y realiza otras maniobras que son registradas en diagramas y cuadros de texto.

• Fotografías Con cámaras de alta resolución preferiblemente tipo réflex digital que abarquen toda la pierna.

• Dúplex Venoso Combinación de ultrasonido (imagen de venas) y Doppler (identificación, dirección y velocidad de la sangre contenida dentro de las venas). Es el estudio por imagen más importante para evaluar la anatomía y el funcionamiento de las venas.

• Educación al paciente Al final de los 4 pasos anteriores, el médico le explica al paciente la naturaleza del problema de sus várices y discute con él las diferentes opciones de tratamiento y cuál sería la más recomendada.   En los casos que se sospeche que el origen del reflujo(s) proviene de venas troncales del sistema superficial, de las venas perforantes o del sistema venoso profundo, se le indicará una ultrasonografía-Doppler (Dúplex) que visualiza las venas y la sangre que circula dentro de ellas, permitiendo un diagnóstico más preciso.

¿Qué es lo moderno en el tratamiento de las várices?

Es la eliminación (por ablación o extracción ) de las venas enfermas (várices de cualquier tamaño) mediante procedimientos ambulatorios que permiten continuar con la rutina diaria sin necesidad de hospitalización o reposo en casa.  Se fundamenta en la identificación del origen del reflujo y las venas afectadas hacia donde se dirige esa sangre que se devuelve, eliminando primero los de mayor presión (venas troncales y/o tributarias) y luego los de menor presión (venas reticulares y telangiectasias o arañitas).

Planificación

Opciones de Tratamiento

Venas Troncales (Axiales): safena mayor -y su accesoria anterior- y safena menor

• Cirugía: Extracción de toda la vena

• Ablación con calor mediante fibras colocadas dentro de la vena: láser o radiofrecuencia

• Ablación sin calor: pegamento (cianoacrilato) administrado a través de un catéter colocado dentro de la vena mediante

• Mecánico-química: pegamento (cianoacrilato) administrado a través de un catéter colocado dentro de una vena con una punta giratoria que daña la vena

• Escleroterapia con espuma o escleroespuma

Venas Tributarias

• Miniflebectomía o microflebectomía

• Escleroterapia con espuma o escleroespuma

Telangiectasias (arañas) y Reticulares (nutricias)

• Microescleroterapia

• Láser percutáneo

Lo que debes saber…

La enfermedad venosa crónica (arañas, reticulares y várices) y la insuficiencia venosa crónica (hinchazón, cambios de textura y color, y úlceras) es incurable y progresiva; nunca experimenta mejoría sin tratamiento.

Buscar tratamiento, independientemente de las razones que lo motiven, debe ser una prioridad para toda persona afectada, sean mujeres u hombres, adultos mayores o jóvenes, várices voluminosas o delgadas,…

El tratamiento -eliminación de las venas enfermas- regresa la enfermedad a etapas más tempranas logrando mejorar la apariencia (cosmesis), aliviando las molestias (síntomas) y alejándose de las complicaciones (desde nuevas várices hasta las incapacitantes úlceras).

Es similar a otras enfermedades crónicas (incurables) que afectan al ser humano como, por ejemplo, la hipertensión arterial: si bien no se cura en la mayoría de los casos, el uso de medicamentos la mantiene controlada y evita complicaciones, tales como infartos cardíacos, derrames cerebrales o daños renales.

El tratamiento debe ser planificado cuidadosamente para obtener buenos resultados a largo plazo.

El médico debe determinar con precisión los puntos de reflujo.  Tratará primero el origen de los que generan mayor presión y las venas que va afectando.  Algo así como el concepto de tronco-rama-hoja, que se basa en que, si los tres están enfermos, nada se logra con tratar las hojas sino empezar por el tronco.

Casi todos los pacientes afectados requieren más de una sesión de tratamiento.

Las várices visibles nunca desaparecerán por completo, pero sí en más del 70%.  Al principio, los tratamientos implicarán dos o tres sesiones, luego se hacen revisiones (“retoques” o mantenimiento) periódicamente (preferiblemente, cada 6 a 12 meses).

Sesiones indoloras y ambulatorias.

Todas las opciones de tratamiento son ambulatorias, incluyendo la cirugía de safenas y microflebectomías.  Todos son indoloros: las cirugías requieren anestesia administrada por un anestesiólogo o infiltradas localmente por el médico tratante, las ablaciones con calor por igual con infiltración de grandes volúmenes de anestésicos diluidos (anestesia tumescente) y la escleroterapia se practica con agujas ultra finas que apenas se sienten cuando penetran la piel.  Pasado el procedimiento no hay dolor.  El paciente abandona el centro por sus propios pies.

Educación y expectativas

Es imprescindible que el o la paciente esté bien informado sobre  su condición venosa.  Debe entender que es una enfermedad incurable y progresiva, pero tratable.  Esto así para lograr una colaboración de su parte que incluye la necesidad de someterse a tratamiento aún en etapas muy tempranas, dar el seguimiento recomendado como visitas periódicas para evaluar objetivamente los resultados, completar el número de sesiones planificadas y de mantenimiento periódicamente.

Resultados

Después del tratamiento, el paciente es subjetivamente evaluado mediante interrogatorio y cuestionarios validados sobre calidad de vida y objetivamente con fotografías de seguimiento, examen físico para llenar sistemas de puntuación que cuantifican la respuesta observada y, si es necesario, dúplex venoso de control.  En general, podemos afirmar que los resultados suelen ser de buenos a excelentes logrando satisfacción del paciente por encima del 90%.